Aquí estoy nuevamente, después de mucho tiempo sin escribir, con nuevos objetivos, con nuevos pensamientos, una nueva Gabriela en muchos sentidos. Hace un tiempo no podía escribir, estaba de cierta manera bloqueada, pero hoy recordé que la mejor manera que tengo para despejar mi mente es escribir lo que siento, es buscar dentro de mi esencia, en lo más profundo de mi ser y sacar eso que debe ser expresado, por la razón que sea, simplemente sacarlo, dejarlo fluir.

El problema es que hay cosas que simplemente no puedes dejar fluir, que las tienes atravesadas en el pecho y que no sabes si realmente quieres que se vayan o que se queden otro rato más contigo.
La idea es tratar de exteriorizar sentimientos y pensamientos, para que no queden atrapados, dejarlos fluir, suena fácil, ¿es realmente fácil?, supongo que depende de ti.
Puede que tengas que decidir a lo largo del camino, normalmente las decisiones no serán sencillas, pero la respuesta siempre estará en algún lugar de tu interior, aunque la búsqueda no sea sencilla y quizás en el momento no luzca como la solución más acertada. Cualquiera que sea la decisión que tomes será la correcta, aunque en un principio no lo parezca.
He aprendido que el ser humano es masoquista por naturaleza y que normalmente elige el camino más espinoso, eso es lo que hago con bastante frecuencia, pero de una u otra manera siempre salgo airosa, con una que otra magulladura, pero al final ganadora.
Hoy me planteo nuevos retos, me planteo no pensar tanto, no temerle a mis decisiones, ni a mis respuestas. Hoy no quiero pensar tanto, sólo deseo poder liberarme de mis ataduras mentales, de eso que realmente no me ayuda a avanzar, del miedo al fracaso. No sé si logre cumplir esto mañana cuando me levante, pero por lo menos lo tendré en mente.
¡Regrese! Nuevas letras, nuevas palabras, nuevos objetivos.
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